El día 30 de noviembre se nombró socio de honor a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. El acto tuvo lugar en el Ateneo de Madrid con la presencia de la Embajadora de la República de México, S.E. Sra. Roberta Lajous, Presidente del Ateneo, Juan Armido, así como el vicepresidente y la secretaria de dicha institución, la Asociación de Descendientes del Exilio Español estuvo representada por la presidenta, la vicepresidenta y la secretaria. Margarita de la Villa en nombre del exilio español en México y Natalia González representando al exilio en República Dominicana; escala obligada para un buen número de exiliados que se dirigían a México en barco; El Flandre, Saint-Domingue, Lasalle y Cuba, todos ellos procedentes de los puertos franceses de Burdeos, El Havre y Saint Nazaire ante la inminente ocupación alemana.
Fue un acto sencillo pero muy emotivo. Después de las palabras de bienvenida del anfitrión, Juan Armido, tomó la palabra Natalia González para recordar la desconfianza con la que desembarcaron los españoles en los puertos de Santo Domingo y Puerto Plata debido a la dictadura de Leónidas Trujillo que gobernaba el país. En el mismo permanecieron más tiempo del que habían previsto, pues en algunos casos fue una escala de años, otros se intentaron adaptar y se quedaron definitivamente.
Margarita de la Villa partió de su llegada siendo muy niña para expresar el tratamiento que recibieron los niños españoles. Recordó que incluso en plena guerra México se ocupó de salvar a los niños creando “El Comité de Ayuda a los Niños del Pueblo Español”, presidido por la esposa del presidente Lázaro Cárdenas, Amalia Solórzano. Relató lo que supuso la creación de escuelas propias; las escuelas Cervantes. Les inculcaron la patria perdida y la patria nueva, así todos los lunes se izaba la bandera de México y se cantaba el himno de este país, posteriormente se izaba la bandera de la República española y se cantaba el himno escrito por el exiliado Marcial Rodríguez, profesor de música en el colegio Luis Vives, con la música del himno de Riego, decía así:
“Hoy España de nuevo resurge
y es tan grande y tan alto su honor,
que en el mundo es un timbre de gloria,
el nacer y sentirse español”
La presidenta de la asociación, Pilar Nova Melle, agradeció el cariño de México hacia los españoles, en el pasado y en el presente, cariño que es mutuo. Puso de relieve “la acogida que nos brinda su Embajadora apoyándonos en todos nuestros actos”. Glosó la figura del presidente Cárdenas y de Gilberto Bosques, como representativos de tantos y tantos otros que se solidarizaron con los exiliados. Citó el comienzo de una canción cantada por los exiliados en el sur de Francia;
“A México, vida mía
me voy corriendo, me voy volando.
Y estoy dispuesto a hacerlo
porque no quiero seguir soñando… ”
A continuación se hizo entrega de la placa que acredita a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano como socio de honor. La presidenta manifestó ser para ella un orgullo representar en ese momento a la Asociación en un reconocimiento tan merecido y haciendo el mismo extensivo a toda la familia Cárdenas Solórzano.
El ingeniero Cárdenas recogió la placa y agradeció con mucha humildad este honor, recordando una vez más, como ya lo hicieron sus padres, que es él quien está agradecido a los exiliados españoles por lo mucho que aportaron a su vida, creciendo entre ellos. Destacó los valores más nobles que portaban y lo mucho que enriquecieron la cultura mexicana.
Cerró el acto la S. E. Sra Embajadora Roberta Lajous, uniéndose a las palabras de Cuauhtémoc pues ella es egresada de una institución creada por el exilio español donde recibió de manera destacada una educación humanista.