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Ramón Serrano Suñer: del asesinato en masa al glamour.

Nunca desde nuestras páginas hubiésemos escrito sobre tan abyecto personaje a no ser por un motivo más que fundado. No trataremos la serie que lo ha puesto de actualidad, baste con una llamada a la reflexión; qué tipo de país es este que en la primera emisión ha sido líder de su franja de emisión con un 19,3% de share y una media de 3.348.000 espectadores.

El retrato real de Serrano Suñer no es el de un galán guapo, elegante, educado e inevitablemente enamoradizo. Fue un fanático del nazismo como quedó registrado en las publicaciones e imágenes de la época, su admiración por B. Mussolini le condujo a elaborar   la Ley de Organización del Estado”, copiada del sistema político de la Italia fascista. Esta legislación se aplicó a España al ser Serrano Suñer uno de los principales artífices del Régimen en sus primeros años, tanto en lo jurídico como en lo político.

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Serrano Suñer saluda a A. Hitler, septiembre de 1940

Como ministro del Gobierno Franquista colaboró con el alto mando hitleriano primero desde el ministerio de Gobernación (1938-1940) y después desde el de Asuntos Exteriores (1940-1942). Desde estos cargos se planteó como objetivo perseguir hasta la muerte a los republicanos españoles. Para ello, el primer paso fue la creación de un organismo encargado de recuperar y clasificar toda la documentación incautada en las sedes de los partidos, sindicatos, asociaciones republicanas. Con esa información encarceló y asesinó a miles de hombres y mujeres que habían pertenecido a alguna de esas organizaciones. La persecución no la limitó al territorio español sino que con la ayuda de la Gestapo, teniendo como mediador a su amigo H. Himmler, persiguió a los exiliados en Francia. Un buen porcentaje de españoles fueron detenidos por la Gestapo y conducidos a campos de concentración: Ravensbrück (el campo de las mujeres, por él pasaron unas 170 españolas), Flossenbürg, Natzweiler, Neuengamme, Sttuthof, Gross-Rosen, Aurigny, Guernesey, Neu Bremm, Auschwitz, Dachau, Sachsenhausen, Bergen Belsen o Buchenwald, pero sobre todo a Mauthausen, que fue conocido como el campo de los españoles, en el que dos tercios de los españoles murieron. Este campo tenía categoría III, la más dura, estaba destinada a los prisioneros que, según los nazis, no tenían posibilidad alguna de rehabilitarse. En el campo de los españoles entre 120.000 y 150.000 hombres, mujeres y niños fueron exterminados.

A los exiliados españoles que combatían con el ejército francés por la liberación de Europa y fueron detenidos por las tropas nazis se le aplicó, como al resto, el estatuto de prisioneros de guerra, pero por la intervención directa de Serrano Suñer fueron desposeídos de dicho status que les garantizaba unos mínimos establecidos para tiempos de guerra y todos los españoles pasaron a ser “rotspanier”.

Aún no era suficiente para las autoridades franquistas encabezadas por Serrano Suñer y solicitó a sus homólogos nazis que los republicanos españoles fueran considerados apátridas. Los nazis en su obsesión por la catalogación crearon un símbolo, un triángulo, y para diferenciar a cada grupo de prisioneros un color. Los delincuentes comunes lo llevaban de color verde, los presos políticos rojo, los homosexuales rosa, los gitanos y asociales negro, y los testigos de Jehová y objetores de conciencia morado. En el interior del triángulo, los prisioneros que no eran de origen alemán llevaban, además, la letra inicial de su país. En consecuencia los republicanos españoles “rotspanier” deberían portar el triángulo rojo con la S. Pero una vez que Serrano Suñer les arrebató la nacionalidad recibieron el triángulo azul que les distinguía como apátridas. Un triángulo azul sobre el que aparecía escrita una «S» que les definía como spanier, es decir, como apátridas españoles.

En la visita de Serrano Suñer a Berlín (1940) se dictó la sentencia de muerte de los españoles en el exilio; la Oficina de Seguridad del Reich cursó una orden a todas las sedes de la Gestapo de todos los territorios ocupados por Alemania para proceder a la detención y envío a los campos de concentración a todos los españoles. También solicitó a Hitler la detención y entrega de ministros y líderes republicanos refugiados en Francia; decenas de ellos, como el presidente de la Generalitat Lluís Companys o los ministros Zugazagoitia y Peiró fueron capturados por los nazis y entregados a las autoridades franquistas; fueron fusilados. Era tal la saña de Serrano Suñer contra los republicanos que incluso el Gobierno Franquista trató de impedir, y consiguió, que el Presidente de la II República Manuel Azaña fuese enterrado con la bandera de la República Española en territorio francés.

Uno de los políticos más sanguinarios del Régimen fascista no puede ser presentado con una interpretación histórica tan falseada; es un auténtico insulto a todas las víctimas. Desde la Asociación de Descendientes del Exilio Español manifestamos nuestra repulsa al personaje y a la serie, apelamos al código deontológico de televisión no sólo para retirar la emisión sino también para pedir perdón públicamente a las víctimas. Así mismo apelamos a la autora de semejante despropósito para que proceda de igual manera.

 

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